Hace poco, pude seguir un reportaje sobre la causa de la muerte de las abejas en Europa. Me llamó la atención que, en Alemania, país de referencia en temas ecológicos, hubiera expertos en el tema que aún siguen discutiendo sobre cuál es la causa. Eran de diferentes campos, productores de miel de tercera generación, profesores universitarios especializados, agricultores de maíz, investigadores, gestores y técnicos de productos fitosanitarios. Y es un tema importante, porque… ¡Todos dependemos de las abejas!
¿Dónde reside el papel clave de las abejas? Sin ellas, la vida en el planeta sería muy complicada
La importancia de las abejas no está en la producción de miel y de la jalea real, productos exquisitos y de gran valor, sino en su vital papel en la polinización de muchos productos agrícolas y especies silvestres. Tenemos información de que, cerca del 50% de los vegetales que consumimos, necesitan de las abejas para poder tener frutos y alimentarnos, y que el 70% de las especies silvestres no tendrían descendencia sin estos polinizadores.
Como vemos, aseguran el sustento de muchísimas especies, que a su vez forman parte de la cadena alimenticia de muchas otras. Que faltaran estos insectos sería un desastre global, tendría un efecto devastador sobre vegetales, animales y, por supuesto, nosotros. Incluso me atrevo a decir que afectaría a la fertilidad de la Tierra, la conservación del suelo, los ciclos del agua, el funcionamiento de la atmósfera y se alteraría el clima. La vida en nuestro planeta sería muy diferente a como hoy la conocemos.
El ejemplo de su participación en el proceso vital de muchas plantas lo vemos si nos fijamos solamente en el mercado de la miel: la hay de tilo, acacia, salvia, romero, castaño, lavanda o espliego, espino albar, brezo, girasol, colza, azahar, trébol, tomillo, eucaliptus, alfalfa, avellano, milflores de prado, almendro, zarzamora, madroño, granado, diente de león, cilantro… ¡Es una lista infinita!
En España, tenemos abejas y rica miel, ¡somos unos afortunados!
Como apunte curioso, los europeos que más miel consumen son los alemanes, con 1,5 kg por persona y año. Alemania necesita importar el 75% de la miel que consume. Es uno de los motivos por los que para ellos es un tema relevante. Por lo que nos toca a nosotros, somos el país de referencia en la producción de Europa con 2,5 millones de colmenas y 30.000 toneladas de miel. ¿Quién no ha oído hablar de la famosa miel de la Alcarria? Nuestras mieles se valoran mucho en Europa.
¿Por qué mueren las abejas? Múltiples factores las debilitan, y nosotros somos una gran causa
La falta de acuerdo sobre la causa de la desaparición de las abejas se explica, sobre todo, por una multiplicidad de factores. Muchos de ellos se agravan por la intensificación de la agricultura actual y el modo de vida de la sociedad contemporánea basado en un consumo frenético e irresponsable que busca productos fuera de temporada y a bajo coste sin objetar tratamientos y malas prácticas agrícolas.
Es cierto que hay enfermedades que se trasmiten de abeja a abeja y que los panales favorecen su propagación. La nosemosis, por ejemplo, hace referencia a un parásito que vive en el intestino de estos insectos y que los debilita, dificultando la alimentación de las crías y su viabilidad. Otro problema es el virus de la parálisis de la abeja o síndrome de la abeja negra que mata a los individuos afectados en 3 a 7 días. Las abejas también tienen sus ácaros que les restan muchas energías y las matan. Es el caso de la varroa, que actúa parasitando desde que son crías. En los últimos años, además, desde tierras asiáticas ha llegado un voraz depredador que hace de ellas su alimento preferido, la avispa velutina. Da pena verlas atacando colmenas y provocando que las abejas no salgan a libar las flores.
Muchos ecologistas están en contra de los insecticidas, y tienen razón, pues se ha demostrado que las nuevas generaciones de productos llamados neonicotinoides tienen una toxicidad unas 7.000 veces más alta que el abandonado DDT. Estos productos utilizados en el maíz y defendidos por muchos agricultores para asegurar sus producciones y mantener los costes de producción del ganado, quedan en el aire y afectan a las abejas. Una exposición alta las mata y exposiciones breves atacan su sistema neural desorientándolas y afectando a sus comunicaciones, provocando que queden aletargadas y mueran de hambre. Su sistema inmunológico también queda afectado disminuyendo sus defensas y enfermando más fácilmente. Los tratamientos sobre campos de colza son una trampa mortal, pues se está viendo que en el polen también pueden quedar residuos de productos tóxicos. Las abejas suelen beber agua en zonas cercanas en las que recolectan néctar y sabemos que muchos plaguicidas quedan disueltos en ese agua.
Otro punto por citar es que los grandes monocultivos en detrimento de prados silvestres, zonas boscosas y paisajes naturales, limitan la producción de flor a unos periodos muy concretos restando grandes superficies de flores cuando estos cultivos ya han sido segados o recogidos, dificultando así enormemente la alimentación de las abejas.
Una buena iniciativa en pro de las abejas: ¡Alemania zumba!
En Alemania se han puesto en marcha múltiples iniciativas, algunas apoyadas por otros países productores de miel como Hungría, en la línea de prohibir productos fitosanitarios y semillas de trigo, colza y maíz tratados con neonicotinoides. Además, está potenciando la cultura de la apicultura entre las nuevas generaciones. Muchos jóvenes urbanos han respondido a la iniciativa ‘¡Alemania zumba!’ colocando colmenas para la abeja doméstica (Apis mellifera) en terrazas y azoteas de edificios, huertos urbanos o parques. Se está enseñando a convivir con estos insectos como hace mucha gente del medio rural y también con las llamadas abejas silvestres (en España tendremos más de 1.000 especies) que tienen también un gran papel polinizador. Los políticos también dan ejemplo y en el patio del parlamento, el Bundestag, hay una colmena desde el 2016 que produce de unos 80 a 100 kg de miel anual. La venta de esta producción se destina a proyectos de apoyo a las abejas.
¿Qué podemos hacer para que las abejas no se extingan, y con ellas, la vida que conocemos?
En cuanto a nosotros, lo que podemos hacer es optar por productos ecológicos para cambiar tendencias de productores, comprar siguiendo la temporalidad de las producciones, no tratar nuestros huertos y jardines con pesticidas químicos, entrar en filosofías de consumo responsable o reaprender a vivir en ambientes compartidos con las abejas y otros insectos. También podemos respetar troncos viejos, posibles refugios de insectos o potenciar la biodiversidad y las especies propias de nuestros entornos. Podemos ponernos repelentes para ahuyentar mosquitos y otros dípteros, pero debemos descartar el vivir siempre en ambientes asépticos, limpios, como diría mi amigo Nidavi, jardinero de ascendencia india: “ambientes muertos”.
Dejemos que sea la naturaleza, que es mucho más sabia y tiene en cuenta todos los factores que la componen, quien rija nuestro medio y no el ser humano quien lo controle según sus intereses reduccionistas. ¡Ganaremos todos!
Manel Vicente Espliguero
Paisajista
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