Un jardín mágico, un universo personal, el metaverso de Qing Gu Yliang
Las rocallas son el alma de los jardines orientales, así como las montañas y el agua son la base del paisaje natural. En el antiguo imperio chino se desarrolló todo un arte alrededor de la roca, llegando incluso a haber maestros de la roca. De ellos, el artista más celebrado fue c, autor de la montaña calcárea en el jardín de la ‘Villa de la Montaña Abrazada por la Belleza’ (‘Huanxiu’). Este maestro vivió bajo el gobierno de la dinastía Qing y el encargo de este trabajo lo recibió a principios del siglo XIX. Tanto se afanó, que el artista perdió la vista durante su realización y sus discípulos acabaron la obra bajo sus indicaciones.
He tenido la fortuna de visitar ese maravilloso jardín, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1997. Y dentro del jardín, la montaña aparece de repente, en todo su esplendor. Al pasar al lado de un acantilado tortuoso, se tiene la impresión de penetrar en una sierra salvaje, indómita. La montaña mide 500 m2 y aunque su cima no alcanza más de 7 m de altura, nos transporta inmediatamente a las montañas que la inspiraron.
Asomándonos a nuestros días, podríamos decir que esta rocalla fue un metaverso, un mundo ideado por la imaginación de un hombre que reflejaba el paisaje que llevaba en su corazón para el disfrute de sus coetáneos.
Leyendo sobre el metaverso y reflexionando sobre su alcance
Aprovecho este hecho para iniciar una reflexión sobre el novedoso Metaverso, del que tanto se habla, el nuevo ecosistema o mundo virtual que ayudará a culminar la cuarta revolución industrial en la que ya estamos inmersos.
Hará unos meses leí un artículo en La Vanguardia de Edgar Martín-Blas, fundador en 2018 de Virtual Voyagers. Edgar ha trabajado en la construcción de los metaversos de empresas como Ferrari, Disney, Ikea, Inditex, Acciona o Mastercard.
Según los expertos, el Metaverso es un mundo paralelo que cambiará, entre otras cosas, nuestra formación, el entretenimiento y las relaciones humanas. Pero parece que no va a ser tan inmediato. Durante estos últimos días se ha publicado que el supermillonario Mark Zuckerberg está frenando la brutal inversión en tecnología que esta realidad necesita para resultar un negocio atractivo a posibles empresas inversoras, así que la popularización de esta idea está yendo más lenta de lo que este visionario había previsto.
¿La frontera entre espacio físico y virtual estará tan clara en el futuro?
La montaña ideada por Qing Gu Yliang provocaba la admiración sobre la propia naturaleza, y aunque hoy en día es fácil distinguir entre el mundo digital y el físico, con la irrupción del Metaverso se combinarán entornos virtuales y reales que nos permitirán aprender, trabajar, jugar, reunirnos con amigos, asistir a conciertos, o acudir a eventos deportivos, por ejemplo, ¡y todo sin movernos de casa! Esta interacción entre los dos mundos hace que la frontera entre el mundo virtual y el real sea muy estrecha y difusa.
La cuestión es saber hasta qué punto tendremos clara esta separación y si este nuevo mundo potenciará nuestra atención sobre la realidad de nuestro entorno o el universo virtual se autoalimentará de tal manera que hará que nos aislemos cada vez más de los demás y de la naturaleza.
¿Las aventuras con nuestro avatar serán más deseadas que las reales?
Películas como Matrix o Ready Player One nos presentan como la virtualidad condiciona y domina lo real y por citar alguna serie, en ‘The Peripheral’, basada en una novela de William Gibson, se muestra a Flynne Fisher, una mujer resolutiva e inteligente, que al poder experimentar o participar en realidades alternativas, no solamente entra en un mundo ficticio o en un videojuego de realidad virtual, sino que experimenta un posible y adictivo futuro, del que no puede desengancharse en contraste con la desidia que inunda su mundo real.
Martin-Blas habla de que entraremos en el Metaverso mediante una forma física o apariencia que podremos escoger para nosotros mismos, y que esta será nuestro avatar. Por ahora el elemento más inmersivo son las gafas de realidad virtual, pero ya hay prototipos que te hacen sentir a través de guantes y camisetas. Al final se busca que a través de una pulsera que emita impulsos, lleguemos a interactuar con nuestros cinco sentidos.
La ética en el Metaverso: ¿existirá un equilibrio como en la naturaleza?
Serán los creadores de contenidos y sus maneras de ser quienes diseñen el entorno, los paisajes, el espacio donde desarrollemos nuestras actividades y también sus limitaciones… Pero ¿y si no hay reglas?
En IANética, en junio del 2022, se reflexionaba sobre la ética del Metaverso en un artículo de Pedro Mújica. Se afirmaba que, de momento, las empresas que participan en estos proyectos no están prestando atención a los temas morales, o a las posibles consecuencias negativas para las personas, ni parecen que vayan a hacerlo a continuación.
Los gobiernos, y también muchos juristas, pensadores y humanistas, están alertando sobre los riesgos del Metaverso, de la falta de transparencia, de honestidad y responsabilidad de estas corporaciones, y de que toda la sensatez se va a trasladar a los avatares que lo habitarán, tanto si representan a personas como si son autómatas con distintos niveles de Inteligencia Artificial. Así, el principal peligro está en que en la socialización con otros avatares no se tendrán las suficientes defensas para hacer que esta relación sea cívica y amparada por el derecho penal y el civil, tal como sí ocurre en el mundo real.
El Metaverso puede ser un caos peligroso si no se regula adecuadamente. De hecho, ya existe una denuncia de una chica por acoso sexual a su avatar, por lo que experimentó un grave perjuicio, en ‘Horizons’, una realidad virtual donde uno puede interactuar con otras personas.
¿Nos perderemos en el Metaverso como en un profundo bosque?
Martin-Blas acaba su entrevista en La Contra de La Vanguardia diciendo que en este mundo virtual no sólo seremos observadores, sino que participaremos en uno u otro bando y así crearemos la nueva realidad siendo parte de ella. Apunta que entiende que habrá gente que dejará de interesarle el mundo real, gente que se enganchará y padecerá estas nuevas dependencias, pero que con el tiempo aprenderá a gestionarlas. Parece que en pro del progreso, podamos asumir que miles y miles de personas queden atrapadas en las partes negativas de la realidad virtual.
Hay temas relacionados con la pornografía, la sexualidad, conductas delictivas, propiedad virtual, privacidad, herencia, integridad, seguridad y salud psico-emocional sobre los que se debe reflexionar y buscar reproducir los mismos parámetros que actualmente en occidente inspiran la dignidad de las personas en el mundo real.
Entiendo que es complejo crear una regulación adecuada que pueda protegernos ante todas las posibilidades distópicas que podrían acabar apareciendo en algo que todavía no es. Sabemos también que el Metaverso ha llegado para quedarse y que, aun teniendo muchos elementos positivos e ilusionantes, debe desarrollarse bajo los parámetros de la ética, la sostenibilidad y la integración. Espero que este nuevo mundo, siguiendo la sabiduría y buen hacer del maestro Qing Gu Yliang, nos ayude a ser mejores, y que nos permita vivir en mayor armonía con el mundo real y los seres que lo habitan.
Manel Vicente Espliguero
Paisajista