Una amiga de la naturaleza y las plantas me preguntaba hace poco los motivos de por qué en cualquier campo hay plantas esplendorosas sin que nadie las cuide, o frutales espontáneos cargados de flores sin que nadie los haya atendido o podado nunca. Cuestionaba entonces los desvelos o esfuerzos que muchos aficionados a la jardinería emplean y los pocos resultados que a veces se consiguen. ¿Cuál es la clave? ¿Qué factores son los más importantes? ¿Qué se nos pasa por alto que la naturaleza, de una manera sabia y misteriosa, nunca descuida?

Reconozco que, como paisajista dedicado a la jardinería, también me sorprendía ver prados naturales exuberantes y ricos en especies a merced de las inclemencias del tiempo y la meteorología (en situaciones incluso difíciles), mientras que céspedes de urbanizaciones y casas de lujo con grandes inversiones en riego, fertilizantes y cuidados no acababan de lucir sanos y vigorosos.

No es un tema fácil pero, intentaré explicar las razones y las conclusiones que he ido construyendo sobre esto.

 

Evolutivamente, las plantas han desarrollado capacidades asombrosas para sobrevivir

Primero os diré, siguiendo a Stefano Mancuso, experto en la neurobiología vegetal, que hace quinientos millones de años se produjo la diferenciación entre plantas y animales. Los dos reinos tomaron aquí caminos de supervivencia diferentes: Las plantas serán inmóviles y los animales, nómadas. Dicho de manera técnica, las plantas serán autótrofas, autosuficientes y elaborarán su propio alimento allá donde estén. Los animales serán heterótrofos, y deberán comer de otros.

Las plantas, a pesar de ser estáticas, deben alimentarse, defenderse y reproducirse. Esto nos conduce a que han desarrollado capacidades asombrosas para sobrevivir: Entre otras, su cuerpo está construido a partir de una estructura modular, donde cada parte es importante pero no indispensable. Pueden perder una rama, hojas, parte del tronco o raíces, recuperarse a los pocos días y sobrevivir sin problemas. Las partes vitales de las plantas están repetidas o participadas en muchas unidades. Mancuso dice al respecto que cada planta es una colonia donde sus componentes forman un súper organismo dotado de una inteligencia o de una capacidad de adaptación y respuesta al entorno de tipo colectiva. Podríamos decir que tienen una inteligencia de enjambre o en red, concepto 100% actual. ¡Asombroso!

Cuidados de las plantas del campo

¡Las plantas no tienen 5 sentidos, sino 15 sensibilidades!

Entre sus complejas capacidades, las plantas, a parte de los cinco sentidos parecidos a los del reino animal, tienen quince sensibilidades añadidas. Por citar algunas: La detección de humedad a distancia, la captación de la gravedad y de los campos electromagnéticos; la detección de substancias químicas provechosas y también de las tóxicas para ellas, (substancias que muchas veces no son las mismas que a nosotros nos hacen daño y, que por ello, los vegetales utilizan para disolver o descomponer muchos tóxicos contaminantes que los humanos producimos).

Gracias a sus sentidos elaboran un gran volumen de datos y los emplean de una manera práctica. Además, internamente se comunican por señales eléctricas, hidráulicas y químicas. También se ayudan practicando la comunicación entre plantas: Millones de moléculas químicas se mueven en el aire o en el agua informando de lo que pasa entre sus iguales. Las raíces saben reconocer a los de la misma especie y conectar con ellos. Son enormemente territoriales y, desde que nacen hasta que mueren, están luchando por su espacio con plantas competidoras de otras especies. Las raíces saben discernir entre amigos y enemigos para plantear estrategias de supervivencia. ¡Imaginad! Las raíces poseen casi todos los sentidos de las plantas, ¡son lo más importante!

 

Si el suelo está desequilibrado o empobrecido, dificulta el crecimiento de las plantas

Por otro lado, el suelo es un medio vivo, dotado de micorrizas u hongos que se asocian a las raíces, también de otros hongos que viven de las substancias en descomposición, de bacterias simbióticas o parásitas, de insectos, nemátodos o gusanos microscópicos… Toda una microflora y microfauna que, en equilibrio, colabora a la fertilidad del medio y permite el crecimiento de las plantas. Si ese suelo está desequilibrado o empobrecido, dificulta mucho la supervivencia. Vemos, por tanto, la importancia de tener una buena tierra. El substrato es uno de los factores más importantes y no solo por su pH (acidez y basicidad) sino también por la textura, la compactación, la porosidad, la humedad, la falta o exceso de sales minerales, las toxicidades, la cantidad de humus…
Las plantas domesticadas viven presionadas, y han perdido viveza y sensibilidad como especie
Otro tema para comentar es que, si los vegetales hacen frente a agresiones externas, miden muy bien cuanta energía gastan en defenderse. Hay que economizar al máximo esta energía puesto que situaciones continuadas de dificultades o estrés las debilitan enormemente.

En nuestros ambientes humanizados, ya sea en un medio controlado y cerrado como puede ser el de un interior, un tiesto o jardinera, en calle o ciudad; incluso en nuestros invernaderos y campos de cultivo, nuestras plantas están presionadas y estresadas. Además, para agravar el problema, nuestras especies vegetales ‘domesticadas’ han perdido viveza o sensibilidad. Es decir, muchos de sus receptores no tienen estímulos, les faltan datos, fallan las comunicaciones y no existe la colaboración intra-especie que tanto las ayuda.

Las plantas cultivadas, según mi amigo el jardinero indio —ya os lo presenté en otro artículo—, están muertas, o como mucho, son zombis. Tienen mermadas sus potencialidades sensitivas, hace siglos que las han ido perdiendo y, por ello, son mucho más dependientes de nuestro mantenimiento.

Cuidados de las plantas del campo

Las plantas a nuestro cargo son más vulnerables, son dependientes de nuestros cuidados

Los humanos hemos ido progresando en el conocimiento del mundo vegetal pero, incluso hoy en día con nuestra ciencia y técnica, no podemos dominar todos los factores que acompañan el crecimiento de una planta ya que el entorno que preparamos es limitado o forzado. Las posibilidades de supervivencia de una planta ‘domesticada’ son pocas; tienen menos recursos en un medio sencillo y hostil, además dependen de nuestra economía o limitado conocimiento.

Por tanto, aunque dominemos el sustrato (primer gran multi factor a gestionar), la luz y las temperaturas (que, a mi entender, serían los siguientes en importancia) las plantas a nuestro cargo son muy vulnerables.

Cuidados de las plantas del campo
Por último, quiero apuntar que debemos entender que las plantas, como nosotros mismos, tienen sus momentos: En determinadas épocas del año mostrarán su cara más descuidada para después volver a recuperar su fuerza y sus valores ornamentales. Tampoco tenemos que torturarnos si nuestras plantas no lucen perfectas según los cánones presentados en las imágenes de las redes sociales. Es importante comprender la temporalidad y saber que esta es la que dará valor a la belleza. Deberíamos hacer como los monjes budistas, que esperaban con anhelo el momento mágico y único del regalo de la floración de los cerezos de oriente.

 

Manel Vicente Espliguero
Paisajista