Los científicos e investigadores ya hace tiempo que han demostrado que las plantas reaccionan a distintos estímulos, y que, de alguna manera, se expresan:

Nuestra manera de entender a los árboles y las plantas ha cambiado completamente gracias a Peter Wohlleben, un silvicultor que gestionó durante más de 20 años los bosques alemanes de Renania-Palatinado. Sus descubrimientos los recogió en una serie de libros, uno de los más conocidos es ‘La vida secreta de los árboles’, donde defiende que los árboles son entes sociales, que saben contar, recordar, aprender, comunicarse, ayudarse y educar.

Las plantas manifiestan sus sensaciones, ya lo probó a finales de los 60 Cleve Backster con el polígrafo. Con él, anotaba reacciones de las plantas que hasta el momento sólo se habían atribuido a los animales. Actualmente Stefan Mancuso, neurobiólogo italiano, desde la universidad de Florencia defiende la inteligencia del reino vegetal. En su libro ‘El futuro es vegetal’ nos anima a mirar las plantas de otra manera, a relacionarnos con ellas, a buscar sinergias y complicidades como una de las soluciones para detener la crisis climática.

Todas las plantas se expresan, pero algunas tardan más y otras han perdido esa capacidad

Por ejemplo, los árboles son más reservados como seres, tienen más paciencia y una psicología más complicada. Tienen otros tiempos muy diferentes a nosotros, ¡nos pueden superar en más de 20 generaciones! Su experiencia y recursos son mucho más ricos y variados que en las plantas arbustivas o herbáceas. Por eso, sus cambios y señales tardan más en ser evidentes que en el caso de plantas de vida más corta. Los árboles tienen una inercia vital de gran recorrido.

En el caso de plantas que hayan sido tratadas artificialmente, según algunos autores, pueden convertirse en ‘zombis’. Esto es, las plantas cultivadas tratadas con químicos o en situaciones muy forzadas, al igual que los árboles de una gran ciudad, son plantas mermadas y desconectadas de la naturaleza que las envuelve y de la red que entre ellas se establece. Por ello son plantas atrofiadas, y que han perdido su capacidad de relación. Todo eso les provoca una gran vulnerabilidad, y se vuelven altamente dependientes de lo que pasa a su alrededor.

Aprende a interpretar el lenguaje visual de las plantas

Formas y siluetas, inclinaciones, densidades de copa, colores de las hojas y de otras partes de la planta, estructuras, nudosidades de la corteza, resinas, exudados, disposiciones de las ramas… todas ellas son señales, canales de comunicación que usan las plantas.

Todos hemos podido comprobar como la luz obliga a las plantas a buscar una disposición más eficaz, a orientar su forma hacía ella. Si vemos que las distancias de los entrenudos son largas, que las densidades de hojas son bajas, que las hojas de los extremos que tienen más luz son más grandes estamos ante una planta que necesita más luz. Si nuestras plantas de flor lo hacen muy poco y habitualmente mantienen un verde más o menos lustroso también estamos delante de un caso de falta de luz.

Lo mismo pasa con las fuentes de calor, se ve claramente como los árboles se separan de ciertos edificios para buscar temperaturas menos extremas que se irradian por las estructuras de cemento y de vidrio.

Las coloraciones de las hojas también son un índice muy elemental. Las hojas viejas y jóvenes señalan cosas distintas:

En las hojas viejas se señalan las carencias o deficiencias de los minerales que se necesitan en mayor cantidad como el nitrógeno, el fósforo y el potasio. El primero se aprovecha para crecer, su falta provoca hojas en general descoloridas. El fósforo sirve para florecer y fructificar, su falta se indica por hojas con los bordes oscurecidos. El tercero, el potasio, es un elemento de resistencia al frío y al calor, a las enfermedades, su deficiencia queda marcada por los bordes de las hojas secos.

En las hojas nuevas se señalan las carencias de los micro-elementos. Son minerales donde con pequeñas cantidades es suficiente. En el hierro los nervios se marcan en un verde más oscuro, aunque la realidad es que es el espacio internervial el que pierde color y por ello vemos los nervios más oscuros. El manganeso marca con pequeñas heridas entre los nervios.

Uno de los problemas más comunes, mucho más de lo que pensamos, es el exceso de agua. Una planta con las hojas lacias, que muestra un color deslucido puede estar diciendo que le sobra agua. La falta de agua en los momentos iniciales se marca con un endurecimiento de los tejidos de las hojas, con el encorvamiento de los bordes.

Los árboles en sus cortezas también nos dicen muchas cosas. Los nudos son complicaciones internas, antiguas heridas, zonas desestructuradas de madera débil. Los engordamientos nos hablan de tensiones internas y de reforzamientos. Las fisuras longitudinales pueden hablarnos de antiguas quemaduras por exposiciones al sol del mediodía. Las grietas horizontales son gritos que nos dicen que internamente las tensiones están llegando al límite.

Cuando un árbol nos muestra los puntos más distantes secos nos dice que hay problemas de raíz, ha elegido prescindir de lo más superficial y está inmerso en una difícil batalla. Las exudaciones muestran que hay algún elemento que los estresa, alguna plaga o hongo que está actuando.

He dejado para el final el aspecto frondoso, las formas equilibradas propias de cada especie, un color luminoso y una densidad óptima, o las floraciones abundantes, la distribución del crecimiento en todas las direcciones…son señales inequívocas de que están felices, que están en su sitio, ¡que están disfrutando en su ambiente!

¡Habla con ellas!

Una de las cosas más asombrosas de los descubrimientos de Backster fue el establecimiento de una relación emocional entre ellas y sus cuidadores. Los polígrafos señalaban en las plantas reacciones en sintonía con los estados de ánimo de quien se preocupaba por ellas, incluso a grandes distancias. Por eso no podemos tildar a nadie de loco si habla con sus plantas, al contrario ¡manifestar cariño y predilección por nuestras plantas es beneficioso para ellas y saludable para nosotros!

Manel Vicente Espliguero
Paisajista